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martes, 15 de noviembre de 2011

Actividad 8

Consecuencias que tendrán las aplicaciones en líneas para el sistema de licencias de software según diferentes fuentes:


1.  Hoy en día mucha gente consigue todo tipo de música, películas, series... gracias a Internet. Eso está fastidiando mucho a las empresas como Microsoft y al final tomarán medidas muy drásticas.
Lo que se plantea es poner accesos a esas páginas, que son gratis, a un cierto precio, así cada vez que alguien quiera bajarse algo tiene que pagar.
Las empresas también ofrecen Internet sin ninguna publicidad, pero eso les costaría dinero y las personas piensan  que para que van a pagar por algo que les puede resultar gratis.



2. Si los aspectos relacionados con la propiedad intelectual y las licencias otorgadas por los productores son relevantes para cualquier tipo de software, en el mundo del software libre tiene una importancia especial. Las licencias, y su interpretación en el contexto de la legislación sobre derechos de autor, son el vínculo legal directo que relaciona al usuario o al distribuidor de un programa con su productor. Además, es mucho el ruido y la desinformación que se observa cuando se oyen explicaciones sobre las implicaciones de las licencias del software libre. Por ello, entender lo que las licencias de software libre tienen en común y lo que les diferencia, lo que permiten y lo que prohíben, es basico para comprender el software libre en general, sus modelos de negocio, las posibilidades de modificación y redistribución, e incluso sus implicaciones para la industria de las tecnologías de la informacion y sobre la sociedad en general. Y, por supuesto, para las administraciones públicas.

Es posible dividir las licencias de software libre en dos grandes familias. Una de ellas está compuesta por las licencias que no imponen condiciones especiales en la segunda redistribución (esto es, que sólo especifican que el software se puede redistribuir o modificar, pero no imponen condiciones especiales si se hace, lo que permite, por ejemplo, que alguien que reciba el programa pueda después redistribuirlo como software propietario) son las licencias permisivas. La otra familia, son las licencias robustas (o licencias copyleft, incluye las que, al estilo de la GNU GPL, imponen condiciones en caso de que se quiera redistribuir el software, condiciones que van en la línea de forzar a que se sigan cumpliendo las condiciones de la licencia después de la primera redistribución. Mientras que el primer grupo hace énfasis en la libertad de quien recibe un programa, ya que le permite hacer casi lo que quiera con él (en términos de condiciones de futuras redistribuciones), el segundo lo hace en la libertad de cualquiera que potencialmente pueda recibir
algún día un trabajo derivado del programa (ya que obliga a que las sucesivas modificaciones y redistribuciones respeten los términos de la licencia original).


3. Hay una diferencia significativa entre el software gratuito y el libre. De hecho, se puede hablar de software libre y pagar por él, o de software “semigratuito” como el que planea Microsoft (”semi” porque será pagado por la publicidad) pero para nada libre (por ningún lado del memo se habla de las ventajas del software libre: en todos los escenarios planteados, Microsoft continúa manteniendo la llave de acceso exclusiva al código). De hecho, existe la posibilidad de que Microsoft le dé un golpe casi mortal a la piratería, porque el modelo que se propone en el memo abre la posibilidad de que en lugar de pagar la licencia y llevarse el cd a la casa, se pague el acceso al programa en línea, por una cuota mensual o anual: probablemente los suscriptores a estas aplicaciones recibirán mejor soporte técnico y cero publicidad. Claro, está la pregunta de por qué habría uno de suscribirse a este servicio si la competencia ofrecerá las mismas aplicaciones de manera gratuita.
Hoy se puede tener en cualquier página un editor con las funciones basicas dde word gratis. El memo también lo resalta: la gente quiere herramientas fáciles de utilizar, tan sencillas como encender el teléfono y empezar a hablar. Por supuesto que Microsoft tiene que estar asustada: ¿cuántos usuarios necesitan todas las nuevas herramientas que vienen con Office 11 ó 12? La mayoría podría seguir utilizando Word 95 (con mínimos errores, claro está) y no notaría la diferencia con Word 2003. El memo dice que Microsoft está más que consciente de que tiene que cazar la pelea: vienen tiempos de desarrollo fascinante en el mundo del ICT. Y más que nunca, la urgencia de ampliar el acceso a Internet en Colombia se vuelve inminente.